En "screen philosophies" Mauro Carbone argumenta que las fogatas, desde los tiempos más antiguos, han tenido un papel fundamental en la relación del ser humano con el mundo que lo rodea. Destaca la importancia de las sombras que se proyectan a través del fuego y cómo estas sombras funcionan como una especie de pantalla que mediaba entre el cuerpo y el mundo exterior.
La fogata actúa como una fuente de luz que genera sombras en movimiento. Estas sombras no solo proporcionan una representación visual del entorno, sino que también crean una experiencia espacial y temporal para aquellos que se reúnen alrededor del fuego. Las sombras cambiantes y danzantes en la oscuridad generan una sensación de intimidad, misterio y conexión con lo desconocido.
Carbone sugiere que estas sombras, como pantallas primitivas, permitieron a los seres humanos desarrollar una relación más compleja con el mundo. A través de la observación de las sombras, el ser humano comenzó a comprender las formas, los movimientos y las relaciones espaciales de los objetos. Además, la fogata y sus sombras crearon un espacio compartido donde se podían contar historias, transmitir conocimiento y explorar la imaginación colectiva.
