En alguna parte del sistema postal, en la parte de atrás de varios camiones o en la bodega de varios aviones, hay más sistemas de succión que se dirigen a mi casa. Decenas de millares se dirigen a las casas de otra gente. Esa gente y yo creemos en ellos. En algo que nos salve. Que nos libre. Que nos haga felices"*

REFORZADOR LABIAL - Chuck Palahniuk

El filósofo francés Henry Bergson afirmaba que “el vacío sólo existe como concepto”, señalando un cambio en los paradigmas de conocimiento sobre el tiempo y el espacio impulsados por el descubrimiento del átomo o la teoría de la relatividad de Einstein. Es en este escenario de trasformaciones que se desarrolló un dispositivo de paredes rígidas del que se extrae el aire y otros gases mediante una bomba al cual se llamó bomba o cámara de vacío la cual posibilitó, entre otras cosas, el descubrimiento del electrón o el perfeccionamiento del tubo de rayos catódicos, que a su vez nos permitió ver a través de un aparato televisivo la llegada del hombre a la luna, otro acontecimiento impulsado por dicha cámara. Sin embargo, más allá de tan loable empresa como se supone que puede llegar a ser la conquista del vacío (y más aun la del vacío sideral) no deja de ser curioso que uno de los usos menos documentados de dicho artefacto y no por esto menos significativo, tiene el propósito de succionar los genitales, u otros órganos susceptibles a expandirse, al evacuar el aire de las cavidades cavernosas forzando la entrada de la sangre en ellas, todo esto con el fin de aumentar el tamaño de los miembros de manera desproporcionada. El uso libre de las bombas de vacío nos lleva a contemplar una gran paradoja: que el vacío, ese gran enemigo de el pensamiento positivista y de la razón occidental, hace felices a muchas personas en definitiva.

Cabe preguntarse si el modo grácil, elegante y para muchos abyecto, en que una bomba de succión dilata las zonas erógenas al límite de sus capacidades físicas responde a un plan más allá de la simple estimulación erótica o si obedece a un programa de aniquilación de un con- cepto de corporalidad que históricamente ha pensado el cuerpo como contenedor de significados, experiencias, sensaciones o individualidades. Las dualidades mente-cuerpo, alma-cuerpo, espíritu-cuerpo, han forjado una particular mirada respecto al cuerpo, lo han hecho un organismo, un cuerpo organizado, un cuerpo funcional, un cuerpo lleno; el vacío es por extensión el gran antagonista de nuestros cuerpos. Dispositivos como las bombas de vacío facultan a miles de usuarios con la posibilidad de experimentar casi de un modo patológico y de construir una expresión corporal nueva deponiendo el sentido mismo del cuerpo como depósito y sistema.

Quiero que mis acuarelas sean completamente superficiales [1] y que evidencien la naturaleza obscena de la imagen respresentada, tal como afirma Baudrillard: “[...]De repente el porno hace aparecer la sexualidad también como superflua; eso es lo obsceno: no que haya demasiado sexo, sino que finalmente el sexo sea superfluo [...]El desfallecimiento del universo pornográfico, la ausencia espectacular de sensualidad y de placer, eso es lo obsceno[...] [2]

[1 ] Sobre este punto afirma Deleuze: “El sentido no es nunca principio ni origen, es producto. No está por descubrir, ni restaurar ni reemplazar; está por producir con nuevas maquinarias. No pertenece a ninguna altura, ni está en ninguna profundidad, sino que es efecto de superficie, inseparable de la superficie como de su propia dimensión.no es que el sentido carezca de profundidad o de altura; son más bien la altura y la profundidad las que carecen de superficie, las que carecen de sentido, o que lo tienen sólo gracias a un «efecto» que supone el sentido[...]”. DELEUZE, Gilles. Lógica del Sentido. Ediciones Paidós. 2010. p. 95

[2] BAUDRILLARD, Jean. Las estrategias fatales. Editorial Anagrama. 2000. pg. 29 y 56